jueves, 22 de junio de 2017

LA IGLESIA Y EL ABORTO (Catecismo de la Iglesia católica)

+



El aborto

2270 La vida humana debe ser respetada y protegida de manera absoluta desde el momento de la concepción. Desde el primer momento de su existencia, el ser humano debe ver reconocidos sus derechos de persona, entre los cuales está el derecho inviolable de todo ser inocente a la vida (cf Congregación para la Doctrina de la Fe, Instr. Donum vitae, 1, 1).

«Antes de haberte formado yo en el seno materno, te conocía, y antes que nacieses te tenía consagrado» (Jr 1, 5).

«Y mis huesos no se te ocultaban, cuando era yo hecho en lo secreto, tejido en las honduras de la tierra» (Sal 139, 15).

2271 Desde el siglo primero, la Iglesia ha afirmado la malicia moral de todo aborto provocado. Esta enseñanza no ha cambiado; permanece invariable. El aborto directo, es decir, querido como un fin o como un medio, es gravemente contrario a la ley moral.

«No matarás el embrión mediante el aborto, no darás muerte al recién nacido» (Didajé, 2, 2; cf. Epistula Pseudo Barnabae, 19, 5; Epistula ad Diognetum 5, 5; Tertuliano, Apologeticum, 9, 8).

«Dios [...], Señor de la vida, ha confiado a los hombres la excelsa misión de conservar la vida, misión que deben cumplir de modo digno del hombre. Por consiguiente, se ha de proteger la vida con el máximo cuidado desde la concepción; tanto el aborto como el infanticidio son crímenes abominables» (GS 51, 3).

2272 La cooperación formal a un aborto constituye una falta grave. La Iglesia sanciona con pena canónica de excomunión este delito contra la vida humana. “Quien procura el aborto, si éste se produce, incurre en excomunión latae sententiae” (CIC can. 1398), es decir, “de modo que incurre ipso facto en ella quien comete el delito” (CIC can. 1314), en las condiciones previstas por el Derecho (cf CIC can. 1323-1324). Con esto la Iglesia no pretende restringir el ámbito de la misericordia; lo que hace es manifestar la gravedad del crimen cometido, el daño irreparable causado al inocente a quien se da muerte, a sus padres y a toda la sociedad.

2273 El derecho inalienable de todo individuo humano inocente a la vida constituye un elemento constitutivo de la sociedad civil y de su legislación:

“Los derechos inalienables de la persona deben ser reconocidos y respetados por parte de la sociedad civil y de la autoridad política. Estos derechos del hombre no están subordinados ni a los individuos ni a los padres, y tampoco son una concesión de la sociedad o del Estado: pertenecen a la naturaleza humana y son inherentes a la persona en virtud del acto creador que la ha originado. Entre esos derechos fundamentales es preciso recordar a este propósito el derecho de todo ser humano a la vida y a la integridad física desde la concepción hasta la muerte” (Congregación para la Doctrina de la Fe, Instr. Donum vitae 3).

“Cuando una ley positiva priva a una categoría de seres humanos de la protección que el ordenamiento civil les debe, el Estado niega la igualdad de todos ante la ley. Cuando el Estado no pone su poder al servicio de los derechos de todo ciudadano, y particularmente de quien es más débil, se quebrantan los fundamentos mismos del Estado de derecho [...] El respeto y la protección que se han de garantizar, desde su misma concepción, a quien debe nacer, exige que la ley prevea sanciones penales apropiadas para toda deliberada violación de sus derechos” (Congregación para la Doctrina de la Fe, Instr. Donum vitae 3).

2274 Puesto que debe ser tratado como una persona desde la concepción, el embrión deberá ser defendido en su integridad, cuidado y atendido médicamente en la medida de lo posible, como todo otro ser humano.

El diagnóstico prenatal es moralmente lícito, “si respeta la vida e integridad del embrión y del feto humano, y si se orienta hacia su protección o hacia su curación [...] Pero se opondrá gravemente a la ley moral cuando contempla la posibilidad, en dependencia de sus resultados, de provocar un aborto: un diagnóstico que atestigua la existencia de una malformación o de una enfermedad hereditaria no debe equivaler a una sentencia de muerte” (Congregación para la Doctrina de la Fe, Instr. Donum vitae 1, 2).

2275 Se deben considerar “lícitas las intervenciones sobre el embrión humano, siempre que respeten la vida y la integridad del embrión, que no lo expongan a riesgos desproporcionados, que tengan como fin su curación, la mejora de sus condiciones de salud o su supervivencia individual” (Instr. Donum vitae 1, 3).

«Es inmoral [...] producir embriones humanos destinados a ser explotados como “material biológico” disponible» (Instr. Donum vitae 1, 5).

“Algunos intentos de intervenir en el patrimonio cromosómico y genético no son terapéuticos, sino que miran a la producción de seres humanos seleccionados en cuanto al sexo u otras cualidades prefijadas. Estas manipulaciones son contrarias a la dignidad personal del ser humano, a su integridad y a su identidad” (Instr. Donum vitae 1, 6).

Fuente: Vatican.va


miércoles, 14 de junio de 2017

ROMANCE DEL PUEBLO LEJANO (Joaquín Romero Murube)

+


A la oración, cuando el aire
olía a pan y en el campo
comenzaban a borrarse
árboles, sombras, ganados;
cuando don Andrés, el cura
principiaba su rosario
y por las últimas calles
-soledades y trabajos-
con olor de yerba verde
hombres subían cantando;
cuando el humo del hogar
blanqueaba en los tejados
y las madres recogían
a los niños de la mano...
tú estabas en tu ventana
y yo pasaba a caballo.
En mis ojos una estrella.
Y sobre tu pecho, un nardo.


Por el corredor llegaba
el aliento de los patios,
hecho de flores dormidas
sobre paredones blancos.
Los rincones de la infancia
-ternura de jaramagos-
mundos en el abandono
de los juegos y los años.
¡Qué angustia de soledad,
amor primero y callado,
entre la gente que ignora
nuestro silencio lejano!
¡Qué desgana de la vida!
¡Qué afán de huir, de dejarlo
todo por ir a tu calle
y ver tu casa y tu patio!

Sin saber por qué he venido.
Esta es mi alcoba y mi cuarto.
En la ventana el herraje
eterniza el mismo cuadro.
Se adivina, negra, el agua
en el pozo ensimismado.
Entre las ramas del cielo
tiembla el sueño de los pájaros.
La casa grande, esterada,
mata mi voz y mis pasos.

Una ley inmoral

`+

El apoyo del PP, hace unos días, en el Senado a la moción abortista presentada por Podemos y que consagra el aborto libre y gratuito es la consagración de la más vil y vergonzosa traición a los ideales de muchos cristianos.

Ayer lo de la #MocióndeCensura ha sido un espectáculo lamentable. Pero no me refiero a los políticos, que hace tiempo que han demostrado su mediocridad y su falta de principios, sino en la de sus aficiones que jaleaban a uno u otro, equipo. Lo de identificarse con unas posiciones políticas claras es cosa de otros tiempos. Hay posiciones generales como son descontrolar el déficit (que ya ni se sabe por donde "andandará"); toda "receta" política se carga al déficit público (sobre todo los sueldos de los insostenibles cargos públicos y coches oficiales) y para pagarlo, desproporcionar la subida de impuestos, ja ja ja; esa fórmula mágica que era propia de la izmierda y que toma como muy suya esta... no sé, me da la risa, ¿derecha?

Interesante partido de fútbol el de ayer, no en el hemiciclo que ya está muy repetido todo su... inconsistente contenido. Vacío, añejo, fatuo. No, el verdadero partido se vivió en las gradas de las redes sociales, de los tertulianos, de los comentaristas, de los medios. Esto no es cosa de ideas, sino de colores. Aborto, soltar etarras, nombrar jueces, servirse de ellos, subir o bajar impuestos, administración pública mayor o menor, injerencia en el mercado, etc. No, esto lo tienen claro todos los allí reposados culos, todo al servicio de sus intereses, como pagarse los taxis, robar, tener asistentes, robar, enchufar a la familia y amigos, robar, teléfono e internet gratis, robar. Pero ¿y la grada? con posiciones firmes, actuando de fidelísimo número 12. #ManquePierda como decimos los verdiblancos. Lo que pasa en la "cancha", como diría un argentino, es lo de menos.

En fin, que esto se ha convertido en el eterno partido de fúbol y siempre juegan los mismos. No hay recambio y lo que ayer comprobamos, es que esto es cosa de dos equipos y nada mas. Una falta de respeto los otros rivales.

Pero cuando la cosa no queda ahí, quiero decir en lo de robar el dinero ajeno, en todas sus modalidades posibles, con total impunidad y con aclamación del público que les arropa hasta los vestuarios, sino que esto va de matar impúnemente con el pasmo de quienes los sostienen, la sonrisa se vuelve tristeza y la carcajada llanto.

El que una ley aprobada en el parlamento legalice el aborto y lo defina como un 'derecho' no disminuye en nada su inmoralidad. La cuestión del aborto no es anecdótica, hay que situarla en el marco de una cultura global contra la vida.

El aborto de hecho no es sino el asesinato de un ser humano, de una persona. No se puede ocultar lo que está demostrado de modo objetivo por la ciencia, y que no es otra cosa que desde el momento de la concepción comienza la existencia de un ser humano único. Desde la concepción, la persona posee su identidad y su dignidad y las mantiene invariablemente de forma continua. No es parte del cuerpo de la madre, es un ser humano distinto.

El drama de más 112.000 abortos oficiales al año en España supone algo vergonzoso. ¿Cuáles son las causas del aborto? La más importante es que el aborto es planificado por el actual sistema político-económico tanto en el plano nacional como internacional para mantener la supremacía económica y política de los poderosos. Así vemos cómo muchas mujeres inmigrantes, expulsadas de sus países por el hambre, están sufriendo en España una explotación salvaje que es un verdadero atentado contra su maternidad. Por eso, es una trágica contradicción y una hipocresía condenar el aborto y defender el capitalismo. Tampoco se puede maquillar el aborto como progreso.

El auténtico progreso supone la defensa integral de la vida humana y su dignidad; supone la lucha por la justicia frente a la explotación y el poder. El aborto no es progresista. No hay en nuestros días una afirmación más reaccionaria que la del derecho de una persona sobre la vida del hijo por nacer. Éste es el derecho de propiedad más absoluto, despótico y tirano concebible, más incluso que el derecho del amo sobre el esclavo.

Una sociedad que legitima, explícita o implícitamente, el aborto es una sociedad totalitaria, que afirma el poder absoluto de unos seres humanos sobre otros hasta el punto de llegar a autoproclamarse dueños de la vida. El niño que va a nacer es el ser más débil, necesitado y pobre; no tiene nada, ni siquiera la capacidad de defenderse y pedir auxilio.

Por ello debemos luchar firmemente para que desaparezca un régimen explotador y totalitario como el actual que no respeta la dignidad de la persona. Tenemos que trabajar para hacer que el vientre de la madre sea lo que debe ser: el lugar más seguro y protegido. Y que la sociedad entera lo sea también, antes y después de nacer. (Eponymous Flower)